EL
ANTIGUO PACTO Y EL NUEVO PACTO
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y
huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los
rudimentos del mundo, y no según Cristo”. (Colosenses 2:8).
Esta advertencia de
parte de Dios para su pueblo es para todos los tiempos y muy especialmente para
estos tiempos finales en que se acerca la venida del Señor Jesucristo y el
arrebatamiento de la iglesia, tiempos en que aún los escogidos sino están
firmes, constantes, despiertos y velando
pueden ser engañados. La Biblia se refiere a estos tiempos actuales como
tiempos “muy peligrosos” porque muchos engañadores han salido por el mundo (2da. de Juan 1:7), entre ellos
están quienes volviendo a la Ley de Moisés e ignorando que “el fin de la Ley es
Cristo”, enseñan que la salvación
es por medio de la circuncisión de la carne y al guardar la Ley de Moisés que
es la ley de la letra ignorando la “Ley del Espíritu”, que es “La Ley de
Cristo”. Porque el fin de la ley es Cristo,
para justicia a todo aquel que cree.
(Romanos 10:4).
La Ley de Moisés era y es un ministerio de condenación y de muerte: “Y si el ministerio de muerte grabado con letras en
piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la
vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había
de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del
espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria,
mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación”. (2da. a los Corintios 3:7-9). La nación de Israel no pudo cumplir con los términos de la Antigua alianza
o Antiguo pacto. Fue imposible a causa de la depravación radical del hombre. La única persona que ha cumplido toda la ley es
Jesucristo. El Problema de Israel (y del hombre), es espiritual. "Engañoso
es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo
conocerá?" (Jeremías 17:9). El nuevo pacto es necesario debido al
problema del pecado. “El pecado
entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte
pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron…”(Rom.5:12). “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la
gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente
por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como
propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a
causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar
en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al
que es de la fe de Jesús.(Rom.3:23-26).
El hombre no puede cumplir el mandamiento divino, se necesita un cambio de naturaleza interna para que el hombre sea capaz de obedecer. Sin embargo, en la plenitud de los tiempos Dios mismo lo hizo posible a través del “Salvador” y bajo “un nuevo pacto”. No había otra solución para la depravación del hombre. Nosotros somos pecadores salvados. Somos salvos por gracia mediante la fe en Jesucristo solamente. El "nuevo pacto" se cumple en la persona y obra de Jesucristo. Lo que se necesita es un cambio en la naturaleza interna para que los hombres sean capaces de obedecer. Dios cambia el "querer" en el interior del hombre: "Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo" (Jer. 31:33). El Antiguo pacto de Moisés estaba escrito en una losa de piedra (Éxodo 31:18; 34:28-29; Deuteronomio 4:13; 5:22). Ahora Él va a escribir su "Ley" dentro de ellos y en sus corazones. La naturaleza pecaminosa y rebelde del hombre exige un cambio radical que sólo Dios puede lograr.
El hombre no puede cumplir el mandamiento divino, se necesita un cambio de naturaleza interna para que el hombre sea capaz de obedecer. Sin embargo, en la plenitud de los tiempos Dios mismo lo hizo posible a través del “Salvador” y bajo “un nuevo pacto”. No había otra solución para la depravación del hombre. Nosotros somos pecadores salvados. Somos salvos por gracia mediante la fe en Jesucristo solamente. El "nuevo pacto" se cumple en la persona y obra de Jesucristo. Lo que se necesita es un cambio en la naturaleza interna para que los hombres sean capaces de obedecer. Dios cambia el "querer" en el interior del hombre: "Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo" (Jer. 31:33). El Antiguo pacto de Moisés estaba escrito en una losa de piedra (Éxodo 31:18; 34:28-29; Deuteronomio 4:13; 5:22). Ahora Él va a escribir su "Ley" dentro de ellos y en sus corazones. La naturaleza pecaminosa y rebelde del hombre exige un cambio radical que sólo Dios puede lograr.
La Ley y los
mandamientos fueron dados para mostrarnos que somos pecadores y que merecemos morir, fueron dados
para que el hombre entendiese que sin el amor, la gracia y la
misericordia de Dios estamos perdidos sin Dios y sin esperanza en este
mundo, necesitamos salvación, necesitamos un Salvador, necesitamos de Cristo. ”De
manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que
fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo
ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;” (Gálatas 3:24-26).
El testimonio de Cristo es claro: “NINGUNO” cumple la Ley: “¿No
os dio Moisés la ley, y sin embargo ninguno de vosotros la cumple?”
(Juan 7:19). Y si vamos al Antiguo Testamento tenemos la misma enseñanza de Jesús, de
Pedro y de Pablo… “No hay ni uno justo”: “Ciertamente no hay hombre justo en la
tierra que haga el bien y nunca peque.” (Eclesiastés 7:20). “Cuando pequen contra ti (pues no hay hombre
que no peque)…” (2 Crónicas 6:36). “Porque
NO es justo delante de ti ningún viviente.” (Salmo 143:2). Pablo usa
esta realidad cuando afirma: ¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que
ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que
todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;” (Romanos 3:9-10).
Los versículos citados
muestran claramente que “NADIE” pudo cumplir la Ley; excepto Cristo. Todos,
tanto judíos como gentiles, estábamos bajo pecado y maldición. A causa de
nuestra debilidad nadie puede cumplir “TODAS” las palabras de la Ley, por
tanto, la Ley “NO” pudo darnos vida, no pudo justificarnos, no pudo
santificarnos, no pudo redimirnos, no pudo evitar que pecásemos. Pero las “Buenas
Nuevas” bajo el “Nuevo Pacto” es que lo que la Ley no pudo hacer,
Dios lo hizo por medio de Su Hijo Jesucristo: “Porque lo que era imposible para
la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en
semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la
carne;” (Romanos 8:3). En la ley de Moisés los sacerdotes debían ser de
la descendencia de Aarón de la tribu de Leví pero Jesucristo siendo de la tribu
de Judá fue constituido como sumo sacerdote para siempre, su sacerdocio es
eterno quedando pues abrogado el sistema del sacerdocio de la ley de
Moisés. “Queda, pues, abrogado el
mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia (pues nada
perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual
nos acercamos a Dios. (Hebreos 7:18-19).
POR
QUE ENTONCES VOLVER A LA LEY?
El movimiento judaizante ha sido desde la
antigüedad piedra de tropiezo para las almas en las iglesias de los gentiles –convertidos a Cristo- a quienes perturbaban en su Fe en Cristo Jesús
mandándolos a circuncidar y a guardar la
Ley como pasó en la iglesia de Antioquía y como quedó registrado no en vano
para nosotros hoy, en el libro de Los Hechos: ”Por cuanto hemos oído que
algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han
inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y
guardar la ley,” (Hechos 15:24), estos judaizantes de la iglesia
de Jerusalén –iglesia predominantemente judía- cuando vinieron a la iglesia de
Antioquía causaron tanto dolor y confusión entre los gentiles que Pablo y
Bernabé decidieron pronta y diligentemente y sin esperar ir a Jerusalén por
esta causa y es entonces cuando se lleva a cabo el “Primer concilio de la
iglesia de Cristo”. El concilio de
Jerusalén es un encuentro entre los responsables de las dos grandes comunidades
de la Iglesia naciente: la de Jerusalén, llena de judíos que observan la Ley
(613 preceptos), y la de Antioquia, llena de gentiles que viven “el Evangelio
libre de la Ley”. El relato del encuentro aparece en el centro del libro de los
hechos de los Apóstoles (Hechos 15). El futuro de la Iglesia estaba en juego:
¿se acepta el Evangelio libre de la Ley? o ¿Se impone a los gentiles la Ley de
Moisés? Esto amenazaba “la unidad de la Iglesia naciente”. Y se reunieron los apóstoles y los
ancianos para conocer de este asunto. Y después de mucha discusión, “Pedro”
se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún
tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del
evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles
el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre
nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Ahora, pues, ¿por
qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni
nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? (Los Hechos 15:6-10).
Estos versículos muestran CLARAMENTE dos cosas:
1.-Qué la Ley de Moisés es un yugo
2.-Y que nadie pudo llevar dicho yugo.
EL FIN DE LA LEY ES
CRISTO
“… El fin de la ley es Cristo, para
justicia a todo aquel que cree”. (Rom.
10:4).
“Cristo” es el fin,
el propósito; la finalidad, la meta de la Ley; una vez que Cristo vino, ya
“NO” estamos bajo la “Ley de la letra”,
sino bajo la “Ley del Espíritu”. El apóstol Pablo siendo
constituido apóstol para los gentiles (no judíos) los llamó en su tiempo a estos judaizantes los mutiladores
de la carne y de igual manera hoy en día como en la iglesia primitiva son los
mismos que quieren esclavizar a los hijos de Dios con débiles y pobres
rudimentos volviendo “otra vez”
a la circuncisión de la carne, a guardar los sábados, las lunas nuevas y las
fiestas solemnes, tanto que el apóstol Pablo quedando atónito por tal revés de
la iglesia de Cristo en Galacia les pregunta:
¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a
los cuales os queréis volver a esclavizar? Guardáis los días, los meses,
los tiempos y los años. Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano
con vosotros. (Gálatas
4:9-11). El apóstol Pablo un tanto decepcionado, temió
haber trabajado en vano con la iglesia de Cristo en Galacia porque habiendo
empezado en el Espíritu habían terminado en la carne volviendo “otra vez” a
la esclavitud de la Ley ignorando que ya no estamos bajo la Ley, ya que ninguno
se justifica por las obras de la Ley sino que estamos justificados por la fe
en Cristo y ahora estamos “bajo la Ley del Espíritu”; que es “la Ley de Cristo”.
Si es que verdaderamente estamos en Él. Dice la escritura: “Porque todos los que dependen de las obras de la ley
están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere
en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Y que por la
ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe
vivirá; y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá
por ellas.” (Gálatas 3:10-12). Este movimiento –judaizante- al querer ignorar que las
leyes de la comida, la bebida, las fiestas, las lunas nuevas y guardar los
sábados son una sombra de lo porvenir es decir, de “CRISTO”,
se quedan con la sombra, cuando todo se cumple en Cristo Jesús, Señor y
Salvador del mundo entero. Por tanto, nadie os juzgue en comida o en
bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual
es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. (Colosenses 2:16-17).
EL SIGNIFICADO DE LAS FIESTAS SOLEMNES
(Todas las fiestas solemnes apuntan a Cristo)
LA FIESTA DE LA PASCUA
Esta fiesta se
cumplió en Cristo, Cristo es nuestra Pascua, Él
es el Cordero de Dios. (Juan
1:29).
LA FIESTA DEL PAN SIN LEVADURA
Esta fiesta se
cumplió en Cristo, Cristo es el pan sin levadura, Él
es el verdadero Pan de vida. (1ra. Corintios 5:6-8).
LA FIESTA DE LAS PRIMICIAS
Esta fiesta se
cumplió en Cristo, Cristo es nuestra primicia. (1ra. Corintios 15:20-23).
LA FIESTA DE PENTECOSTES
Esta fiesta se
cumplió en Cristo, cuando envió la promesa del “Espíritu Santo” sobre Su
Iglesia. (Juan 16:7-8).
LA FIESTA DE LA TROMPETAS
Esta fiesta
representa los juicios, y especialmente la final trompeta que anuncia la
“Venida de Cristo; por su iglesia”. (El arrebatamiento). (1ra. Tesalonicenses. 4:16-17).
LA FIESTA DEL DÍA
DE LA EXPIACIÓN (PERDÓN)
Esta fiesta
representa la “Segunda venida de Cristo” sobre el monte de los olivos y la
reconciliación con el pueblo judío. (Zacarías 12:9-11).
LA FIESTA DE LOS
TABERNÁCULOS
Esta fiesta representa el “establecimiento del Reino Milenial de
Jesucristo” luego de su Segunda Venida haciendo un paralelo con la entrada de
Israel a la tierra prometida después de 40 años vagando por el desierto (Isaías
11:6). La fiesta de los tabernáculos
será la única fiesta celebrada en el reino milenial para no olvidar de donde
nos sacó el Señor, conmemorando la fidelidad de Dios y cumpliendo su promesa de
vivir en un reino de justicia bajo el mando del Rey de Reyes y Señor de Señores
Jesucristo, el Hijo de Dios. (Zacarías 14:16-21).
ABANDONO Y/O DESPRECIO
POR EL NUEVO TESTAMENTO
“edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo
la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2:20)
Los maestros de las raíces hebreas –o
judaizantes- llaman a los creyentes en Cristo a estudiar el hebreo y a aprender
de la cultura judía abandonando la enseñanza apostólica y menospreciando
el texto en griego del “Nuevo Testamento”. Los 27 libros del Nuevo
testamento fueron escritos originalmente en griego. El griego era un idioma muy
difundido en el imperio romano en los días de Cristo y los apóstoles. La
Palabra de Dios nos enseña justamente lo contrario a: “…ser edificados sobre el
fundamento de los apóstoles y profetas siendo la principal piedra del ángulo
Jesucristo mismo”. (Efesios 2:20). De esta manera “volviendo a la Ley”
y “desechando la Gracia de Dios” ponen
en duda y en riesgo su “propia salvación” y la de los que les escuchan y les
siguen ya que ésta es por “la fe en Cristo Jesús, Señor y Salvador del mundo y
su obra redentora” y “no por las obras de la ley”: sabiendo
que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de
Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser
justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por
las obras de la ley nadie será justificado. (Gálatas 2:16).
LA OBSESION DE LOS JUDAIZANTES POR USAR EL HEBREO
No digas Jesucristo
di: Yeshua Ha’mashiaj
No digas Espíritu
Santo di: El ruaj Hakodesh
No digas sábado di:
shabbath
Si un
creyente es judío y usa el idioma hebreo para entender la Palabra de Dios es
entendible y hasta lícito, pero Cuál es la necesidad de que una persona que no
es judía use palabras en hebreo mezclándolas con su propio idioma, esto en qué
edifica? Edifica esto a los oyentes o más bien los confunde? Por qué los
demonios tiemblan y se van en el Nombre de Jesús? O en cualquier otro idioma
que hable el creyente en Cristo sin importar que el Nombre de Jesús sea
pronunciado en ruso, alemán, chino, árabe, inglés, etc. Yo mismo siendo de
origen egipcio reprendo demonios en el Nombre de Jesús y éstos ante este
poderoso Nombre tiemblan y huyen. Y por qué las oraciones en el Nombre de Jesús
son respondidas? Esto es sin mayores conflictos y controversias porque los
demonios saben Quién es el Señor Jesús a quien invocamos y porque no hay otro
Nombre dado a los hombres bajo el cielo en que podamos ser salvos: ”Y en
ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los
hombres, en que podamos ser salvos”. (Hechos 4:12).
Tristemente algunos creyentes sinceros
pero sin un fundamento sólido y firme sobre la roca misma (que es Cristo) y/o
quizás inconstantes muchos de ellos se están dejando seducir sutilmente y se
están alejando de “Jesucristo” y del “Cristianismo” a causa de su creciente
cariño –e interés- por el “judaísmo” y “sus enseñanzas” cruzando así la línea
de la apreciación y la adulación al “judaísmo”. He aquí, yo Pablo os digo que si
os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo
hombre que se circuncida, que está obligado a guardar “toda la ley”. (Gálatas
5:2-3). Esto de plano es como si ser judío en sentido físico o hacerse
prosélito, es decir, converso al
judaísmo fuese superior o un requisito indispensable para la salvación
del alma. La Palabra de
Dios nos dice que en Cristo Jesús ya no hay diferencias entre
judíos y gentiles y que somos un solo
pueblo: Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni
mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (Gálatas 3:28). A través de la sangre de Cristo Jesús,
Dios hizo un solo pueblo para sí mismo, aboliendo las enemistades entre ellos y
la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, haciendo de ellos como “un
solo” y “nuevo hombre” renovado por el poder del Espíritu Santo de Dios para
alabanza de Su Nombre, reconciliados unos con otros, y todos para con Dios a
través de la sangre preciosa de Cristo Jesús: ”Pero ahora en Cristo Jesús,
vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la
sangre de Cristo. Porque
él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared
intermedia de separación, aboliendo
en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en
ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre,
haciendo la paz, y
mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en
ella las enemistades.Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que
estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos
entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos
de los santos, y miembros de la familia de Dios”, edificados sobre el fundamento de
los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo
mismo, en quien todo el edificio, bien
coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois
juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. (Efesios 2:13-22).
LA FALSA DOCTRINA
LLAMADA (PACTO RENOVADO)
Los creyentes de las Raíces Hebreas –judaizantes-
sostienen la enseñanza de que la muerte de Cristo en la cruz no le puso fin al
Pacto Mosaico, sino que en lugar de eso lo renovó. Aseguran que la comprensión
del “Nuevo Testamento” sólo puede provenir de una perspectiva hebrea, y que las
enseñanzas del Apóstol Pablo no son entendidas claramente ni orientadas
correctamente por los pastores cristianos de hoy. Muchos incluso afirman, que
existe un “Nuevo Testamento” en la lengua hebrea original, y en algunos casos
como anteriormente contemplamos, denigran el contenido existente en el Nuevo
Testamento escrito en griego. Esto se convierte en un ataque frontal
contra la confiabilidad del contenido de la Biblia, porque si el texto griego
no es confiable y ha sido pervertido, tal como ellos afirman, entonces la
Iglesia ya no tiene un patrón de referencia verdadero. Aunque hay muchas y diferentes
asambleas judaizantes con variaciones en sus enseñanzas, todas ellas se
adhieren al énfasis común de la recuperación de la “originalidad” del
cristianismo. “Voz
que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda
carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se
marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es
el pueblo. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del
Dios nuestro permanece para siempre”. (Isaías 40:6-8).
LA PALABRA DE DIOS DICE
QUE: “EL NUEVO PACTO” REEMPLAZO “AL VIEJO PACTO”
“Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al
primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer”.
(Hebreos 8:13).
Al hablar de
“Pacto renovado”, término inventado por ellos y lo que para ellos
implica: “la continuidad de la Ley Mosaica”, los judaizantes están ignorando el cumplimiento de la promesa de Dios de
hacer “UN NUEVO PACTO”, el cual se cumplió en “CRISTO JESUS”. Porque “El fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree” (Romanos 10:4).
Por qué Dios
decidió hacer un nuevo pacto? Porque Israel invalidó el pacto de Dios: “He
aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la
casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres
el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos
invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. (Jeremías
31:31-32). Este nuevo pacto no es un pacto basado en la letra como el
anterior sino un pacto “basado en el
Espíritu” porque la letra mata más el “Espíritu vivifica”. Dios promete dar un nuevo corazón y poner “Su Ley” en
las mentes de los hombres y escribirla en los corazones para que los hombres
conozcan quien es Jehová: “Este
es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el
Señor: Pondré mis leyes en sus corazones,” (Hebreos 10:16).
SI ME AMÁIS, GUARDAD MIS
MANDAMIENTOS
”Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo. (Mateo 28:19-20).
El que ama a
Dios guarda sus mandamientos. Jesús nos mandó a ir y hacer discípulos
bautizándolos y enseñándoles a que guarden “todas”
las cosas que “Él” nos ha mandado. En el
nuevo pacto el verdadero creyente en Cristo; está “bajo
la Ley del Espíritu” que es la “ley
de Cristo”; “la ley del amor”. El
amor de Dios que ha sido derramado en nuestras vidas, junto con la Ley
taladrada en nuestros corazones y bajo el poder y dominio del Espíritu Santo
nos permiten vivir una vida de fe, en amor, santa, y agradable a Dios –más allá
de las posibilidades que antes teníamos- y alcanzar así salvación y vida eterna
en Cristo Jesús, Señor y Salvador del mundo. En el nuevo pacto todo se hace de
corazón, ya no podemos engañar, robar, mentir, fornicar, adulterar, andar en
chismes, pleitos, codicias, contiendas y demás. Mientras que bajo la Ley de
Moisés nos era permitido o lícito aborrecer
a nuestros enemigos y aun pagar mal por mal y ojo por ojo (Éxodo 21:24-25), ahora,
bajo la Ley del Espíritu (el Nuevo Pacto), -siendo éste un nivel de perfeccionamiento
mucho más alto o superior- podemos soportar el agravio, perdonar, y aun amar de corazón a nuestros enemigos: Oísteis que fue dicho: Amarás a tu
prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. “Pero yo
os digo [Jesús]: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los
que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por
los que os ultrajan y os persiguen;
para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que
hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e
injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué
recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros
hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros
perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. (Mateo 5:43-46).
CONTRASTE ENTRE EL ANTIGUO PACTO Y
EL NUEVO PACTO
Bajo la Ley de Moisés
(Ministerio de La letra)
|
Bajo la Ley de Cristo
(Ministerio del Espíritu – La
Ley del Amor)
|
-"Los sacrificios y las ofrendas de animales". Porque sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados (Hebreos 9:22).
En el Antiguo Pacto (o Antiguo Testamento), todo sumo sacerdote debía ofrecer sacrificios y ofrendas de animales por sus propios pecados, como también por los pecados del pueblo: "Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados; para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de debilidad; y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo". (Hebreos 5:1-3). |
-En el Nuevo Pacto, “Jesucristo es el
Cordero de Dios”. Jesucristo se presentó así mismo, en ofrenda y
sacrificio vivo y agradable a Dios, una vez y para siempre por nuestros pecados:
“Holocaustos y expiaciones por el
pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que
vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito
de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones
por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según
la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios,
para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En
esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo
hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día
ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden
quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo
sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,de ahí en
adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque
con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. (Hebreos 10:6-14).
|
-“El Sacerdocio
Levítico”. El oficio del sacerdocio fue establecido por Dios. Los sacerdotes
de Israel tenían que ser descendientes de la tribu de Leví, y estaban a cargo
del servicio a Dios. Aarón fue elegido como el primer sumo sacerdote, y sus hijos Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar,
como sacerdotes. (Éxodo 28:1).
|
-En el Nuevo Pacto, “Cristo es el Sumo Sacerdote”. (Sacerdocio Eterno).
-Jesucristo no proviene de la tribu de Leví, proviene de la tribu de Judá. “Y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec. (Hebreos 5:9-10).
|
-Los sacerdotes
de Israel debían ser de “la tribu de Leví”. Dios escogió la tribu de Leví, y los
levitas fueron consagrados y apartados para el
servicio del Tabernáculo, y luego del
Templo de Jerusalén. (Números 3:12).
|
-“Todos somos sacerdotes para Dios”. En el Nuevo pacto todos somos sacerdotes, apartados y consagrados para Dios. “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.(1 Pedro 2:9-10).
|
-“La Morada temporal de Dios en el templo”. En el Antiguo Pacto, Dios permaneció fiel a su pueblo, acompañándolos en una columna de fuego y de nube, y después habitando en medio de ellos en el tabernáculo y en el templo:
“Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba. (Éxodo 40:34-35).
“Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa. Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová”. (2 Cronicas 7:1-2).
|
-En el Nuevo pacto, la morada permanente de Dios en su pueblo. “Nosotros, los creyentes somos el templo del Espíritu Santo; templo del Dios viviente”:
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? (1 Corintios 3:16). “…Vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”. (2 Corintios 6:16). “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”. (Romanos 8:9).
|
-Hay que “circuncidar la carne”. “Y al octavo día se circuncidará al niño”. (Levítico 12:3).
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-En el Nuevo Pacto, debemos “circuncidar el Corazón” y quitar el prepucio del pecado (las obras de la carne) lo cual se hace evidente a través de los frutos del Espíritu en la vida del creyente: “Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,mansedumbre, templanza contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. (Gálatas 5:18-21).
-“En él también fuisteis circuncidadoscon circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;” (Colosenses 2:11).
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-Oísteis que fue dicho:“No cometerás adulterio” (Mateo 5:27); (Éxodo 20:14).
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-Pero yo os digo [Jesús]: “Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su Corazón”. (Mateo 5:28).
-Asi que si fuera necesario, dice la Palabra de Dios, es mejor sacarse un ojo, o cortarse la mano si son ocasión para caer, pues mejor es que se pierdan estos miembros y no que todo el cuerpo sea echado al infierno. (Mateo 5:29-30).
Otra forma de cometer adulterio:
Y les dijo [Jesús]:"Cualquiera que repudia a su mujer (se divorcia de ella) y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido (se divorcia de él) y se casa con otro, comete adulterio". (Marcos 10:11-12). |
-Era lícito al hombre “dar carta de divorcio a su mujer” por cualquier cosa. (Deuteronomio 24:1).
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-En el Nuevo Pacto, “No hay divorcio”. Él [Jesús] les dijo: “Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así” (Mateo 19:8).
-Dios de dos hizo una sola carne; por tanto lo que Dios junto no lo separe el hombre. (Mateo 19:5-6).
-Dios ama la lealtad, el cumplimiento del pacto, y aborrece el repudio (Malaquias 2:14-16).
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-“No tomarás el Nombre de Jehová tu Dios en vano, porque no dará por inocente Jehová al que tomare su Nombre en vano”. (Éxodo 20:7).
-En el Antiguo Pacto era lícito jurar, aun usando “el nombre de Dios” como garante, en medio de las promesas que se hacían, eso si se tenían que cumplir porque Dios no lo daría por inocente: “Nosotros les hemos jurado por Jehová Dios de Israel; por tanto, ahora no les podemos tocar”. (Josué 9:19).
-Habéis oído que fue dicho a los antiguos: “No perjurarás*, sino cumplirás al Señor tus juramentos”. (Mateo 5:33).
Perjurar*:
1) Jurar en falso
2) Jurar mucho o por vicio, o por añadir fuerza al juramento.
3) Faltar a la fe ofrecida en el juramento.
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-Bajo el Nuevo Pacto, ya “No se puede jurar” ni por el cielo, ni por la tierra, ni por su propia cabeza. Bajo el Poder del Espíritu Santo y bajo la ley del amor, el SI y el No de un verdadero cristiano es una palabra de honor, es de gran valor, –equivale a un juramento- y debe ser suficiente porque es un hombre de Palabra, un hijo de Dios. (Mateo 5:33-37).
-Ten cuidado cuando haces promesas a Dios. Hay un ángel que se ocupa de tomar atenta nota, no dejes que tu boca te haga pecar, cumple tus promesas, mejor es que no prometas y no que prometas y no cumplas (Elesiastés 5:1-6).
-Debemos cumplir las promesas hechas a Dios y a los hombres porque Dios no nos tendrá por inocentes: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. (Apoc.21:8; Apoc 22:15).
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-Oíteis que fue dicho: “No matarás”, y cualquiera que matare será culpable de juicio”. (Mateo 5:21); (Éxodo 20:13).
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-Bajo el Nuevo Pacto, “El enojo”, “la ira”, y la “maledicencia” contra otro equivalen a causar una muerte física, es igual que un asesinato, por lo tanto el juicio es el mismo; el infierno. Pero yo os digo [Jesús]: “Cualquiera que se enoje contra su hermano será culpable de Juicio. Y cualquiera que diga: necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda”.(Mateo 5:22-24).
-“Todo aquel que aborrece a su hermano, es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él”. (1 Juan 3:15).
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-“Se puede pagar mal por mal”: “Oísteis que fue dicho ojo por ojo, diente por diente”. (Mateo 5:38). “Ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida y golpe por golpe”. (Éxodo 21:24-25).
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- Bajo el Nuevo Pacto, “No podemos pagar mal por mal”. Pero yo os digo [Jesús]: “No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses”. (Mateo 5:38-42).
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-“Se puede aborrecer al enemigo”: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. (Mateo 5:43).
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-Bajo el Nuevo Pacto, “Debemos amar a nuestros enemigos, bendecirlos, hacerles el bien y orar por ellos”. Pero yo os digo [Jesús]: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen. (Mateo 5:44).
-Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano. (1 Juan 4:21). El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.(1 Juan 4:8). El que no perdona no será perdonado (Mateo 6:14-15; Marcos 11:25-26). Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio (Santiago 2:13). Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13). El amor todo lo puede, el amor nunca deja de ser, el amor es sufrido, es benigno, no tiene envidia, no es jactacioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta, no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. (1 Corintios 13).
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-Los judíos en el Antiguo Pacto (o Antiguo testamento), debían guardar el séptimo día; el día sábado, “el día de reposo”. (Éxodo 20:8-11). Mantener las leyes dietéticas sobre “comida” y “bebida”, y celebrar las “fiestas solemnes judías”.
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-En el Nuevo Pacto, Cristo es nuestro reposo todos los días de nuestra vida: “Pero los que hemos creído entramos en el reposo…”(Hebreos 4:3). “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombrade lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo”. (Colosenses 2:16-17).
-“… el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. (Romanos 14:17). El amor, el perdón, y la reconciliación –junto con la paz y la santificación del alma- son la base del evangelio de Cristo, del mensaje de las “Buenas Nuevas”, del mensaje de la “Salvación” de Dios. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Juan 3:16).
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“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”. (Colosenses 2:8).
Amados hermanos terminamos este mensaje con la misma
advertencia con la que empezamos, la salvación de nuestra alma es algo grande y
sin precio alguno en oro; ni plata, ni cosas semejantes a estas porque costó la
sangre preciosa de un cordero, sin mancha; y sin arruga, no cualquier corderito sino la sangre misma de Cristo Jesús;
Señor y Redentor de la humanidad, cuidemos entonces nuestra salvación con “temor y temblor” no dejándonos llevar
por cualquier viento o corriente de doctrina que aparezca -aunque el judaizar
no es algo nuevo, como lo hemos podido constatar con la Escritura- y si estás
en estas corrientes, sal de ellas; cuanto antes, busca presencia de Dios, busca la restauración
de Dios, y también un lugar; una iglesia de sana doctrina y a donde se adore a
Dios en Espíritu y en verdad. Gracias a Dios mientras haya vida hay esperanza.
Los tiempos del fin son tiempos muy peligrosos, tiempos en los cuales, de ser
posible, aun los escogidos podrían ser engañados. La exhortación y el consejo del apóstol Pablo inspirado por el Espíritu
Santo de Dios, dado a la iglesia de Galacia en su momento oportuno, precisamente
por esta situación -el judaizar- es también para usted y para mí y para todo aquel que
tenga la esperanza de vida eterna en el Señor Jesús: “Mas si aun nosotros, o un ángel
del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado,
sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno
os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”. Dios
le bendiga rica y sobreabundantemente con toda bendición espiritual de lo alto. (Vozdetrompeta.com).
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